Breath of the Wild es, sin duda, el juego más ambicioso de la presente década para Nintendo. Desarrollado durante cuatro años por un equipo inusualmente fuerte, este episodio reinventa una serie de treinta años, que a veces tendía a dejarse un poco ir.
Enorme, misterioso, nostálgico, peligroso, inventivo, ligero, fascinante, generoso, contemplativo …este nuevo Zelda transforma para mejor lo que es la saga, sin olvidar o traicionar su leyenda. Breath of the Wild permite a los jugadores controlar completamente su experiencia haciéndoles dueños de la aventura dándoles muy pronto una serie de herramientas con muchas utilidades, enseñándoles mediante la práctica en lugar de compañeros intrusivos o largos tutoriales.
Lejos de ser perfecto en su parte técnica, BOTW llena con un sentido de la composición el detalle. La mecánica de Breath of the Wild ofrece un increíble sentido de la vida a su mundo abierto, pasando tanto de los momentos de tranquilidad a secuencias que cortan el aliento. Sin duda, uno puede culpar la tardía llegada de Zelda Breath of the Wild una vez pasada la guerra con la competencia por el mundo abierto y las promesas de sus desarrolladores desde el final de The Wind Waker, pero Breath of the Wild es tan audaz y sensible en su ejecución que su mundo y sus recuerdos nunca te dejarán.